Pepín Valdés (Sant Antoni, 1959) es el portavoz de la iniciativa Salvem Sa Badia de Portmany. Este maestro jubilado ha participado como formador en la ‘Setmana del Mar’, actividad que desarrolla el Club Nàutic Sant Antoni con colegios de toda la isla desde hace 25 años. También es el impulsor de ‘Posa un estel al cel’, la gran jornada de cometas para colegios y familias que se desarrolla anualmente en la costa de Ses Variades. Pepín es una persona muy concienciada con la necesidad de proteger el medio ambiente y los fondos marinos, y aboga por impulsar la regeneración de la bahía, devolviéndole parte de la vida que tenía antaño.
¿Por qué surge Salvem Sa Badia de Portmany?
Se aprueba por unanimidad en una asamblea extraordinaria del Club Nàutic Sant Antoni, por un motivo: la paulatina degradación medioambiental que está sufriendo la bahía. En paralelo, hubo ciertos fenómenos que produjeron inquietud, como el interés de las petroleras por hacer prospecciones en nuestra costa o el desastre de La Manga del Mar Menor, un ejemplo significativo porque allí vimos cómo la vida y la calidad del mar se extinguían por culpa de una mala gestión ambiental.
A raíz de todo esto, dijimos que algo así no podía pasar en nuestra bahía. Nos dedicamos a analizar los peligros que se ciernen sobre ella y explicamos a los socios el resultado de esta estudio. Hay que tener en cuenta que en Es Nàutic ya había mucha concienciación. En 2015 se realizó una importante limpieza de la bahía, de la que se extrajeron 173.000 kilos de residuos, y también se gestionó y favoreció que Ports IB accediera a instalar un polígono con boyas ecológicas.
Una vez se aprueba esta iniciativa, ¿por dónde se empieza?
Nuestra prioridad era contar el problema a otras personas y trabajar para implicar a asociaciones, instituciones y otros colectivos. Es un reto tan ambicioso que “Salvem sa Badia” no podía afrontarlo solo.
Nos impusimos además el objetivo de definir cuáles podían ser los usos de la bahía. Históricamente, ha sido un puerto de refugio, aunque con los cambios que se han producido en los últimos 60 años, con el desarrollo turístico, se ha crecido mucho y de forma acelerada. Dentro del puerto hay seis playas y fuera tenemos más a ambos lados. En este sentido, la iniciativa apuesta por la continuidad de la bahía como un espacio exclusivamente turístico, recreativo, pesquero y deportivo. Un entorno que sea seguro para bañistas y deportistas náuticos, libre de ferris y grandes buques con carga rodada, que conviva con la pesca artesanal, la náutica de recreo y el actual servicio de excursiones marítimas con golondrinas.
¿Con qué asociaciones han hablado y qué respuesta han tenido?
Lo primero que hicimos fue reunir a los alcaldes de los ayuntamientos implicados, para explicarles el resultado de nuestras deducciones y la iniciativa surgida en la asamblea de socios. Les hablamos de todo: aguas residuales, emisarios, colectores, fondeos ilegales, ferris, el fin de la moratoria… Luego seguimos haciendo reuniones, por ejemplo con la Pimeef, que tiene muchos sectores (náutica, comerciantes, hoteleros, restauradores…). Nos mostraron su satisfacción porque la iniciativa saliera adelante, además de mostrarse muy preocupados por la problemática de las aguas residuales.
También nos vimos con el Comité Ciudadano de Sant Antoni, que luego se posicionó casi por unanimidad con nuestras propuestas, y con los pescadores, que nos pusieron muchos ejemplos de la presión que soporta la bahía. Nos dijeron que la posidonia de dentro del puerto sigue siendo un auténtico criadero de peces que luego se trasladan a las zonas pesqueras de más afuera. Además, nos descubrieron cosas que no sabíamos, como que el exceso de iluminación que hay en la bahía afecta a la conducta de los peces y que eso tiene consecuencias en las zonas donde faenan.
Luego seguimos con otros colectivos, como técnicos municipales de medio ambiente, biólogos de la reserva de es Vedrà y los islotes de Poniente y otras asociaciones.
¿Han tenido contacto con el sector educativo?
Si y ha sido fundamental. Hablamos con los institutos de Sant Antoni y San Agustín, aunque ya estábamos en plena pandemia y encontramos más limitaciones para celebrar reuniones. Se alinearon con nuestras propuestas y nos comentaron que la concienciación a los ciudadanos es un asunto fundamental; hacer campañas para informar de los valores de la bahía y su importancia, que no se conocen como es debido. Siempre que se promociona Sant Antoni se alude a la puesta de sol, que es lo que está por encima del mar, cuando lo que ocurre bajo el agua es igual de importante aunque no se vea.
La bahía tiene una enorme presión en verano, donde a los 28.000 residentes se le suman 30.000 camas de hoteles y apartamentos. Si no fuera por las praderas de posidonia, que oxigenan el mar y sobre todo se concentran en el lado sur y en la bocana del puerto, el agua tendría mucho menos calidad.
¿Qué hay que hacer para dar a la bahía el protagonismo que merece?
Hay tres pilares básicos. Los dos primeros son cuidarla y conocerla. Y luego convivir con ella de forma sostenible. Cuidarla significa detectar la problemática que le afecta y actuar. El dilema que afrontamos con la gestión de las aguas residuales en los dos municipios es muy importante. La infraestructura que se ocupa del saneamiento, por ejemplo, nunca ha estado bien dimensionada y está en su mayor parte obsoleta. Los vertidos son un problema endémico; debemos conseguir que no se produzca ningún vertido en la bahía. Y mientras no se pueda evitar, lo mínimo es que las aguas que se viertan estén limpias.
Al hablar de conocerla, me refiero a la concienciación, que es fundamental. Vivimos de espaldas al mar y debemos conocer el tesoro que tenemos ahí abajo para valorarlo. La tercera pata es cómo debemos relacionarnos con este litoral. Tenemos que ser mucho más cuidadosos y aprender de los errores del pasado. Incluso tratar de revertirlos y regenerar lo que se ha perdido en el mar. En Mallorca, por ejemplo, se han hecho intentos de repoblar la posidonia y parece que funciona. Y en Menorca hacen un seguimiento de las algas que hay en todas las calas y la vida que se genera en torno a ellas. Se preocupan por su entorno natural.
Bajo su punto de vista, ¿cómo debe gestionarse la bahía?
La bahía de Portmany es una zona fundamental en la isla y hay que entender que tiene una medida; que es un espacio finito. En una conferencia en los años 80 el arquitecto Josep Lluís Sert, ya explicaba que Ibiza crecía demasiado rápido, que a esta velocidad se perdería, quedando el paisaje desnaturalizado. Aquello me pareció algo trascendente y aplicable a la bahía. Ha crecido de forma acelerada, pero aún no hemos llegado a un punto de no retorno, si bien debemos actuar de manera inmediata.
Yo nací en Sant Antoni, y de pequeño me acuerdo que a muchos turistas les gustaba cruzar nadando de un lado a otro de la bahía. Y existía esa maravillosa posibilidad de ir con una barquita hasta es Pinet, Cala Salada y otras playas. Esta es la vida que tenemos que tratar de recuperar. No se puede seguir creciendo sin límites. Por eso, el concepto de medida es trascendental.
Entonces, ¿cómo debería de ser la bahía en el futuro?
Tendría que parecerse a cómo era en los años 60 y 70 y es algo que podemos conseguir. Había menos presión y era preciosa. Aún lo sigue siendo, pero hay que centrarse en la gestión y tratar no solo de conservarla sino de regenerarla y recuperarla porque sería además muy positivo para la economía.
La pandemia de Covid-19 ha sido un desastre económico, pero nos ha proporcionado un paréntesis forzoso que deberíamos aprovechar para proyectar nuevas ideas, avanzar y encontrar otras posibilidades económicas bajo una premisa: que sean sostenibles y tengan mucho más en cuenta el medio marino.
¿Cuál es la situación actual de la posidonia en el interior de la bahía?
Ahora mismo estamos desarrollando un estudio sobre cómo se encuentra el estado de la posidonia, realizando un mapa de los fondos de la bahía, y pronto podremos darlo a conocer. Pero hemos realizado unas fotos aéreas que nos sorprenden ya que puede haberse perdido más del 50%. Esta degradación viene provocada principalmente por los vertidos de aguas residuales, en ocasiones sin depurar, la colocación de fondeos con bloques de hormigón y cadena y la resuspensión de los fondos provocada por los grandes buques. No olvidemos que lo que nos hace diferentes de otros destinos es la calidad de nuestras aguas, y precisamente es la posidonia la que nos la proporciona.
Otro gran problema son los plásticos, que constituyen una plaga en nuestro entorno. Deberíamos reducir su consumo al máximo y, contribuir a ello como individuos y como empresas. Desde Salvem Sa Badia trabajamos en esta línea y estanos preparando campañas y operaciones de limpieza con las instituciones. Hay mucho por hacer.
¿Se puede hacer partícipe a Ports IB de toda esta visión de futuro?
Ports IB es muy importante dentro del concepto de bahía que buscamos y debemos esforzarnos al máximo para tratar de convencerles, como ciudadanos, de qué actividades favorecen la recuperación y qué actividades van en contra de eso. No podemos olvidar que la bahía es el pulmón turístico de Sant Antoni y Sant Josep.
Por eso debemos pedirles ayuda y que nos faciliten llevar adelante este modelo de bahía más sostenible. Nosotros pensamos que un puerto comercial no favorece a la bahía, al igual que el Ayuntamiento y muchos colectivos, pero sí un puerto con actividad nautica, deportiva y de tráfico interior, aunque ellos son los que tienen la última palabra. Lo último que ha dicho el conseller es que se va a escuchar a todo el mundo. La pelota ahora está en su tejado.
Si finalmente se suspendiera el muelle comercial, ¿qué habría que hacer con la estación marítima?
En ese caso, la estación quedaría como un edificio que habría que reconvertir. Ya existen ideas interesantes al respecto. Antes hablábamos de ese eje de concienciación ciudadana y este edificio podría resultar muy útil, por ejemplo, como centro de interpretación de muchas cosas. De la propia bahía, de los islotes de poniente… Incluso podría ejercer como Aula del Mar, que es algo que ya existe en otras zonas de Balears y del Mediterráneo. Me llamó mucho la atención cuando el actual alcalde, en la edición del Foro Marino del año pasado, comentó que quería crear una reserva marina en torno a ses Margalides. Es una gran idea. Una reserva permite que los peces críen y la vida se multiplique. Este edifico también podría ser un espacio ideal para explicar esta solución y ponerla en valor. Generaría economía para el pueblo, atraería turismo y favorecería a todos los sectores.
Apostar por regenerar la bahía, sin embargo, tiene un coste importante que no sabemos si las instituciones podrán afrontar.
Es importante subrayar que España va a invertir 140.000 millones de euros para reflotar la economía. Gran parte de este dinero se destinará a financiar proyectos en los que la sostenibilidad jugará un papel protagonista. Por eso, es muy importante que instituciones, empresas y colectivos estemos preparados para diseñar proyectos válidos, que permitan mejorar los fondos de la bahía y todo su entorno. Se podrían impulsar soluciones de regeneración de la biodiversidad marina, desarrollar una nueva economía… Pero tenemos una legislación compleja y hay que estar preparados.
El Ayuntamiento de Sant Antoni ha generado muchas expectativas con su decisión de cambiar el modelo del West End. ¿Esta estrategia es coincidente con su visión de la bahía futura?
Aplaudimos esta propuesta del Ayuntamiento y creemos que tiene que ir unida a una mejora medioambiental de la bahía. Una cosa no puede ir sin la otra. En cualquier caso, el origen de todo está en que Sant Antoni tiene un problema urbanístico grave que ha generado problemas como el West, donde tras tantos años de caos la oferta se ha hundido. El Ayuntamiento hace bien en buscar soluciones haciendo partícipes a los ciudadanos y los empresarios.
Al igual que en la bahía, todas las partes deberán ceder, pero siempre teniendo en cuenta la realidad, el bien general y no los intereses particulares, y deberán marcarse unos límites que todos tendremos que respetar. Es fundamental que los turistas que venga a disfrutar de la bahía no tengan que irse a otro sitio porque hay ruido o las playas y el agua están sucias.
También nos gustaría que se abriera el frontal marítimo al pueblo y la gente volviera a pasear por el puerto. Que la gran cantidad de personas que vienen cada día en verano a ver la puesta de sol, al menos una gran parte, se quedara a disfrutar del pueblo de Sant Antoni. Creemos que eso favorecería enormemente al comercio y los restaurantes del pueblo.
¿En que está trabajando actualmente Salvem Sa badía?
Seguiremos trabajando en concienciación, en el tema de las aguas residuales, el problema de los fondeos ilegales y sobre posidonia, y en los vertidos de las embarcaciones. Son temas complejos y difíciles pero estamos seguros que con la ayuda de las administraciones, los sectores empresariales y la sociedad civil encontraremos soluciones más pronto que tarde.
Estos momentos tan difíciles nos tienen que servir para reflexionar sobre qué bahía queremos para el futuro. Nosotros optamos por una bahía de aguas limpias, playas llenas de turistas, turistas de calidad y respetuosos con el medio, que puedan disfrutar de los encantos de nuestra bahía, el mar, el puerto, nuestros hoteles, restaurantes y comercios, y sobre todo la acogida de unos pueblos turísticos por excelencia.