Hoy Diario de Ibiza publica una interesante entrevista con Cristina Linares, catedrática de Ecología Marina y jefa de estudios del Grado de Ciencias del Mar de la Universitat de Barcelona. En ella, la bióloga de Sant Antoni habla del estado actual de la bahía de Portmany y aboga por la creación de un plan integral de rehabilitación antes de llegar a un punto de no retorno.
“En la bahía de Portmany se han juntado muchos impactos a la vez. Es una bahía muy urbanizada, vive mucha gente y sufre la presión de la actividad humana, como los fondeos, los vertidos de aguas residuales o de pluviales que llegan a la bahía. Esto causa un efecto de eutrofización, con un aumento de nutrientes que disminuyen la transparencia del agua, al igual que la sedimentación que provocan los barcos grandes. Así, no llega la luz que necesita la posidonia u otras plantas, como la cymodocea, para hacer la fotosíntesis, con lo que se acaba perdiendo esta vegetación”, explica Linares.
La catedrática de la UB también ahonda en la problemática de los ferris, cuya actividad define “como un impacto más para la bahía y bastante importante porque, dadas sus dimensiones, afectan a los fondos aumentando la sedimentación. Este es un impacto real pero que puede ser fácil de gestionar”, comenta.
En cuanto a qué se puede hacer para mejorar la calidad medioambiental de la bahía, Linares añade que “estamos en un momento crucial si no queremos alcanzar un punto del que ya no seremos capaces de recuperarnos. La bahía necesitaría un plan de rehabilitación, que todas las administraciones pongan sobre la mesa y trabajen juntas para minimizar al máximo todos los impactos existentes. Todos ellos son gestionables, pero hace falta voluntad. La parte positiva es que aún queda una buena parte de la bahía cubierta de posidonia y, si no la perdemos, aún podemos mantenerla en un buen estado de conservación. La calidad del agua beneficia a la actividad turística, así que su bien estado también es necesario por intereses económicos”.