La recientemente publicada cuarta edición del ‘Libro rojo de los vertebrados de las Baleares’, que edita la conselleria de Media Ambient del Govern balear, señala la necesidad de proteger específicamente como Lugar de Importancia Comunitaria (LIC) y como reservas naturales los islotes de Porroig, sa Mesquida, s’Escull de Figueretes, sa Guardiola o illa Galera, de Cala Salada, des Canaret, ses Margalides, de s’Hort o de s’Ora, illa de ses Rates y s’illa Negra de Llevant, tal y como explicaba Diario de Ibiza en este reportaje publicado el pasado domingo.
En la actualidad, estos islotes solo cuentan con la protección urbanística que les otorga el hecho de ser Área Natural de Especial Interés (ANEI). Dicha propuesta aparece en la ficha que este libro dedica a la Podarcis pityusensis, la lagartija pitiusa, a la que mantiene el estatus de especie casi amenazada que ya tenía en la edición anterior, lo que significa que hay que estar pendiente de sus poblaciones y que se encuentra a un paso de estar considerada como vulnerable o en peligro.
La ficha también incluye el reciente descubrimiento de poblaciones de este reptil en s’escull de Figueretes, s’illa de Punta Galera i s’escull d’en Terra. Destaca, asimismo, que la gran amenaza que existe para la conservación de este endemismo es la llegada y proliferación de serpientes en las Pitiusas y la posibilidad de que éstas puedan llegar nadando a algunos islotes.
En la ficha dedicada a la lagartija también se recomienda mantener y coordinar acciones de control de depredadores y hacer un seguimiento periódico del estado de conservación de cada población, dado el alto riesgo al que se enfrentan. También señala un dato algo más alentador. Las lagartijas, al parecer, han desarrollado la capacidad de detectar por el olfato a las serpientes invasoras que las depredan.
El documento también anuncia la puesta en marcha de un plan de recuperación multiespecie de anfibios y reptiles con acciones concretas para las lagartijas de Balears. Esta iniciativa se llama Plan Boscà y está siendo tramitado por el Govern, en colaboración con la Universidad de les Illes Balears y SEO/Birdlife.
Esta cuarta edición alude a la situación de otros muchos vertebrados de las islas (174), con poblaciones estables y asentadas. Entre ellas, destaca la situación de las dos especies de pardela que existen en Ibiza. En la edición anterior, la pardela cenicienta (Calonectris diomedea), llamada también baldritja, aún se salvaba de los primeros puestos de las categorías de amenaza, pero los datos negativos de la situación de la especie han hecho incluso que se salte la categoría de vulnerable y pase directamente a ser un ave marina en peligro, enfrentada a un alto riesgo de extinción.
En su ficha se propone poner en marcha medidas conocidas y efectivas para mitigar la incidencia del palangre sobre esta especie en todas sus áreas de alimentación, además de investigar nuevas medidas correctoras, desarrollar programas educativos para pescadores, sensibilizar y generar confianza mediante un trabajo colaborativo entre pescadores y conservacionistas. También se destaca la enorme incidencia de las capturas accidentales en la muerte de ejemplares adultos –amenaza sobresaliente en el grupo de las aves marinas en general–, pero no olvida otras causas, como la contaminación lumínica o la presencia de ratas o gatos en las colonias de cría.
En cuanto a la pardela balear (Puffinus mauretanicus), también conocida como virot, mantiene su estatus de especie en peligro crítico. Los biólogos que han realizado el libro subrayan la insostenible mortalidad de adultos y juveniles y predice su extinción en tres generaciones. Cabe recordar que el virot es un endemismo y que solo nidifica en Balears, por lo que es una especie emblemática, así que su conservación es una prioridad.
