La compañía marítima Balearia ha elegido la peor solución posible para tratar de volver a operar en el puerto de Sant Antoni. Según informan varios medios de comunicación locales, la compañía ha solicitado operar con el ferry Cecilia Payne, que tiene 86 metros de eslora, lo que supone sobrepasar en un 32% las dimensiones máximas permitidas hasta la fecha por Ports IB, y además hacerlo con un buque altamente contaminante.
Salvem sa Badia lamenta esta decisión y espera que Ports IB no autorice la vuelta del tráfico al puerto de Sant Antoni en estas condiciones, máxime cuando dicha compañía tiene embarcaciones que sí se adaptan a las limitaciones actuales, como por ejemplo el ferri Nixe, que tiene 63 metros de eslora, dos por debajo del límite. Cabe recordar que, recientemente, esta compañía ha incorporado embarcaciones menos contaminantes a su flota, con motores que funcionan con gas licuado. De esta forma, Balearia podría haber preparado una embarcación sostenible y que cumpliera con las medidas impuestas por Ports IB. En vez de eso, ha presentado la peor solución de entre todas las posibles y que en nada cambiaría la situación anterior, que ha provocado graves daños ecológicos en la pradera de posidonia, problemas de seguridad en el puerto y en las playas, conflictos de convivencia, saturación de tráfico, molestias de ruido, etcétera.
A Salvem Sa Badia también le preocupa sobremanera que esta compañía, tal y como denuncian diversos medios de comunicación, se haya dedicado a comercializar billetes de la línea Denia-Sant Antoni-Denia, a pesar de que aún no cuenta con autorización para ello. Tras la publicación de la noticia, Balearia tuvo que retirar de la web estos billetes, y ahora sólo cabe esperar que reciba las oportunas sanciones que le correspondan, por comercializar un producto no autorizado con base en un puerto público.
Tampoco hay que olvidar que Balearia ya abandonó voluntariamente el puerto de Sant Antoni, dejándolo con una operatividad mínima, cuando abrió el dique de es Botafoc. Ahora, cuando existe una importante respuesta social en contra del regreso de los ferris por parte de ciudadanos todos los ámbitos sociales y políticos, pretende volver.
“El regreso de los ferries sería una pésima noticia. Desde Salvem sa Badia solicitamos por escrito a Ports de les Illes Balears y al Ayuntamiento que nos aclarasen las ventajas y desventajas que supondría la reapertura real del puerto al tráfico de ferris, pero antes de que lo hayan hecho ya hay una compañía que se dedica a vender billetes, sin tener siquiera autorización para ello”, ha comentado el presidente de Salvem sa Badia de Portmany, Pepín Valdés.
Según consta en un documento interno de Ports de les Illes Balears, firmado por su vicepresidente de entonces, Xavier Ramis Otazua, el 20 de febrero de 2019, con el que se declaraba la suspensión de la concesión de autorizaciones para el atraque de embarcaciones de transporte regular de vehículos y mercancías en el puerto de Sant Antoni hasta 2020, “los vehículos y mercancías que desembarcan en el puerto de Sant Antoni de Portmany vienen produciendo impactos negativos en la zona costera y en la calidad ambiental, provocando molestias a los visitantes y residentes de este importante núcleo turístico y, de manera especial, congestiones de tráfico motivadas por la deficiente interconexión con la red vial”.
El mismo documento añadía que “la presencia de naves de gran tonelaje –como la que pretende ahora traer la compañía Balearia– es cada vez más incompatible con una concepción de la bahía de Portmany como un espacio idóneo para un turismo de calidad que muestra sus preferencias por los servicios náuticos y por un entorno bien conservado y tranquilo”, y apostillaba que “se ha de tener en cuenta, además, que estas naves disponen de otro puerto comercial en la isla, que cuenta con instalaciones más adecuadas, sin que eso suponga inconvenientes graves a las empresas y pasajeros”.
Ante estos argumentos, barajados por la propia entidad Ports IB, y frente al rechazo mayoritario al tráfico de ferris en el pleno municipal, en octubre de 2020, en contraste con las noticias recientes, Salvem sa Badia solicitó por escrito a ambas instituciones, el mes pasado, que se aclaren cuáles son los supuestos beneficios que barajan para justificar la reactivación del tráfico comercial de ferris en el puerto de Sant Antoni, más allá de los intereses particulares de esta compañía de transporte marítimo. Se pidió, además, que dichos argumentos se acompañaran de datos objetivos que pudiesen sustentarlos.
Por otra parte, cuando Ports IB reabrió el puerto para ferris de 65 metros de eslora como máximo, su Consejo de Administración aprobó en paralelo, con fecha 27 de mayo de 2021, un conjunto de medidas “para la mejora de la calidad ambiental en la bahía de Portmany”, que representaban una inversión de 3,1 millones de euros, de las que Salvem sa Badia, por el momento, no tiene constancia. Entre ellas, la ejecución de un dragado de mantenimiento y limpieza del puerto para eliminar fangos, la instalación de una red de sensores para evaluar la calidad del aire y el ruido generado, un programa de vigilancia periódica de la calidad del agua y otro del estado de la posidonia, entre una larga lista.
Por todas estas razones, Salvem sa Badia no encuentra un solo argumento que justifique no ya el regreso de una línea regular con un ferri de 86 metros de eslora, sino de cualquier otro de 65 metros como máximo, dado que dichas inversiones no se han realizado en su gran mayoría.