Hace unos días nos hacíamos eco del trabajo desarrollado por los alumnos del IES Xarc sobre la presencia de la especie Ericaria amentácea var. stricta, relacionándola con la calidad del agua en la bahía. Esta investigación fue desarrollada en el marco del proyecto Aprenentatge i Servei Badia de Portmany, que impulsa el Govern balear con la colaboración del Club Nàutic Sant Antoni y en el que también participa Salvem sa Badia de Portmany, aportando contenidos y conocimiento.
En esta ocasión hemos querido acercarnos a otro proyecto igual de interesante denominado ‘Latin Lovers’, que han realizado alumnos de ciencias de 4º de ESO del colegio Santíssima Trinitat (Sant Antoni de Portmany). La temática del proyecto ha girado en torno a la vela latina, método de navegación empleado en la isla para el transporte de personas y mercancías durante muchos años y que se ha visto desplazado por las embarcaciones a motor, con la implicación ambiental que eso conlleva.
El proyecto se ha desarrollado en el marco de las asignaturas de Biología y Geología, Geografía e Historia y Educación física, y el tema, según explica la profesora Nerea López, fue elegido “por la confluencia de contenidos de las áreas y el impulso del club náutico para estudiar el impacto ambiental en la bahía y potenciar la navegación a vela”. El resultado de la investigación ha permitido elaborar también un documental, realizado por los propios alumnos.
Los escolares del Santíssima Trinitat explican en su investigación que el origen de la vela latina hay que buscarlo en el antiguo Egipto y en las colonias y factorías griegas y fenicias. La creación de estas embarcaciones surgió a partir de la idea de aprovechar la fuerza del viento mediante una tela para impulsar las embarcaciones, adaptándola a los vientos cambiantes y a una maniobrabilidad rápida que no requiere de un gran número de personas para navegar.
La construcción de la vela latina característica del siglo XX empieza con el diseño de la infraestructura y las piezas. Las maderas empleadas por los mestres d’aixa (carpinteros de ribera) proceden de pinos ibicencos, almendros y algarrobos, árboles que incluso se modifican durante su crecimiento para que adopten la forma más adecuada para construir estas embarcaciones. Luego estas maderas son laminadas, modificadas y deformadas para trabajar la parte del casco y, posteriormente, el mástil. Para impermeabilizar el casco, las juntas se calafatean con estopa o masilla.
Los alumnos añaden en su estudio que la vela latina ha sido históricamente una de las más empleadas en el Mediterráneo por los vientos ligeros y cambiantes que imperan en la zona. Su forma, a diferencia de otras, es triangular, con un mástil inclinado hacia adelante para facilitar la captación de viento y una larga botavara perpendicular al mástil. Desde un punto de vista técnico, la navegación a vela latina funciona ajustando el ángulo para adaptarse a los cambios del viento, mediante la posición de la botavara y la tensión de la vela.
Los participantes en el estudio, según explican en sus conclusiones, están especialmente preocupados por la degradación medioambiental que afecta el entorno de la bahía de Portmany. Por un lado, porque es una Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) y el ruido de los motores de los barcos provoca que especies como el virot (pardela balear) vean amenazada su nidificación, provocando que el animal no sólo deje de reproducirse, sino que incluso afecta a su orientación. Y en segundo término, por la pérdida de Posidonia oceánica, que tanto contribuye al mantenimiento del buen estado de nuestras aguas, además de servir de hábitat a innumerables especies.
Los estudiantes recogen que esta planta, junto con la Cymodocea, se ha visto desplazada como consecuencia de los fondeos y la entrada de embarcaciones de gran eslora, subrayando que desde 2008 hasta el 2020 se registró una pérdida de 14 hectáreas de posidonia dentro de la bahía, contribuyendo al empeoramiento de la calidad del agua, tal y como recoge un estudio realizado por Duna Consultores sobre la vegetación bentónica de la bahía, que en su día encargó el Club Nàutic Sant Antoni.
Por estas razones, los autores del estudio plantean un mayor retorno a la navegación a vela. Para conseguirlo, proponen fomentar la formación en este tipo de navegación y el desarrollo de más actividades relacionadas, ya que se requiere experiencia y habilidades. También realizar campañas de sensibilización que ayuden, muy especialmente a las nuevas generaciones, a sensibilizar sobre el cuidado del medio ambiente, fomentando encuentros de navegación a vela y el acercamiento al mar y sus ecosistemas.
Añaden que la vela latina es un patrimonio cultural que se tendría que proteger, dándole más difusión y citan como ejemplo a comunidades autónomas como Murcia o Catalunya, donde se fomenta el uso de esta técnica con regatas. Incluso apoyan que este tipo de navegación se presente como candidata a formar parte del patrimonio cultural de la UNESCO.
Además, consideran que se tendrían que tomar medidas más exhaustivas por parte de las administraciones, implantando regulaciones y restricciones contra el uso de los motores de combustible fósil en la bahía. Los estudiantes incluso han recogido firmas en la calle en apoyo a la iniciativa de Salvem sa Badia de Portmany para impedir que los ferris vuelvan al puerto comercial de Sant Antoni. Su lema es “Estima l’entorn, estima la Badia de Portmany! #LatinLovers”.
Para la realización del proyecto han visitado embarcaciones tradicionales amarradas en el CNSA, como el ‘Bohemio’ o el ‘San Jaime’, han conocido el trabajo de los mestres d’aixa con Toni Ribas, han acudido a un taller sobre construcción naval con Àlex Ribas y y han aprendido a navegar a vela con las embarcaciones del club, que impulsa este proyecto bajo la coordinación de la oceanógrafa Marta Fernández.
Han realizado el trabajo Carlos Aranda, Daniela Cipitria, Álvaro Díez-Canseco, Vidal García, Iago Juan, Adrián Rebollo, Hugo Roig y Josep Tur, con el apoyo y la supervisión de los profesores Nerea López, María José Martín y David Benjumea.