El anuncio que el martes realizó en el Parlament balear el conseller de Movilidad y Vivienda Josep Marí Ribas, ‘Agustinet’, sobre que los ferris volverán a operar a partir de junio en el puerto de Sant Antoni, es sin duda una mala noticia que ha causado decepción entre los integrantes de la iniciativa Salvem Sa Badia de Portmany.
A pesar de que a lo largo de los últimos año se ha demostrado con cifras irrebatibles que la llegada de estos grandes buques no traen turistas que compren o consuman en Sant Antoni ni mejoran la ocupación de los hoteles de la bahía y que, sin embargo, provocan graves daños en las praderas de Posidonia oceánica, ensucian las aguas de las playas y crean un oleaje peligroso para los turistas debido a su alta velocidad, además de colapsar con los coches la salida del pueblo, la Conselleria de Movilidad y Vivienda no ha tenido en cuenta los intereses económicos, turísticos y medioambientales del entorno de la bahía, así como la exigencia de los dos ayuntamientos afectados, Sant Antoni y Sant Josep, cuyos plenos habían aprobado que los ferris no volvieran.
El Govern tampoco ha aceptado la petición de Salvem Sa Badia de Portmany, para que se ampliara la moratoria hasta que se aprobara el Plan General de Puertos. Esta medida, que ya se había contemplado en el documento de la primera moratoria que se estableció en la anterior legislatura, hubiera sido una decisión mucho más acertada.
Según José Luis Valdés, portavoz de la iniciativa ciudadana: “Se ha perdido una oportunidad única”. En los últimos tiempos se han dado importantes pasos para mejorar el estado medioambiental de la bahía, como la retirada de muertos destinados al fondeo ilegal en toda la bahía, el proyecto del paseo marítimo que permitirá renovar toda la infraestructura del colector de aguas residuales del lado sur, o una próxima reunión con Abaqua impulsada por este colectivo para reparar el emisario de la depuradora. En este contexto, la decisión de aprobar el regreso a los ferris constituye un grave paso atrás.
Ante esta nueva entrada de los grandes buques en la bahía, la iniciativa realizará un seguimiento exhaustivo de los impactos de los ferris y se denunciarán públicamente los efectos negativos que éstos provoquen: resuspensión de fangos y lodos en el fondo marino que entierren zonas de la pradera de posidonia (cabe recordar que una consultora medioambiental realizó a final del año pasado una topografía actualizada), molestias y peligros ocasionados en las playas por las olas que provoca la excesiva velocidad de los ferris a su llegada o el colapso viario en la salida del pueblo.
Una vez decidida la apertura, Salvem Sa Badia, a la espera de conocer los detalles finales de la decisión adoptada por el Govern balear, quiere dejar constancia que cualquier eslora de ferris que supere los 50 metros provocará daños irreversibles en la flora y fauna de la bahía. También solicita conocer todas las medidas de vigilancia y control que puedan realizarse a fin de participar en el seguimiento.