Tras las explicaciones aportadas por el PSOE de Sant Josep respecto a la venta de una parcela pública de bosque en primera línea de mar, entre las playas de es Pouetó y s’Estanyol, por una cifra cercana al medio millón de euros, la Asociación Salvem sa Badia de Portmany reitera que dicha venta constituye un error injustificable y que el Ayuntamiento debería haber aprovechado la ocasión para evitar al máximo la construcción en esta zona.
El grupo socialista, que gobernaba en coalición el Ayuntamiento de Sant Josep en la anterior legislatura, cuando se aprobó esta medida –información que la Asociación Salvem sa Badia desconocía hasta fechas recientes–, ha justificado la venta del solar municipal basándose en que sólo se puede construir un local de 50 metros cuadrados en dicho terreno, edificabilidad que puede sumarse al conjunto del proyecto, y que éste se encuentra dentro del perímetro de la zona hotelera. También han explicado que dicha parcela tampoco cuenta con suficiente espacio para ubicar un parque público.
Sin embargo, bajo el punto de vista de Salvem sa Badia, la situación de saturación constructiva, turística y poblacional que experimenta esta zona de la bahía de Portmany, carente de zonas verdes y con unas infraestructuras pluviales y de alcantarillado completamente colapsadas y que provocan constantes vertidos de aguas fecales al mar, son razones más que suficientes para que el Ayuntamiento, con independencia del partido que lo gobierne, evite dentro de sus posibilidades la construcción no ya de 50 metros cuadrados, sino de un sólo metro que no sea imprescindible.
Respecto a que en 500 metros cuadrados no se puede crear un parque, que estaría anexo al futuro paseo marítimo previsto, Salvem sa Badia considera que bastaría con adecentar la zona y conservar parte del bosque que allí existe, de pinos, sabinas y otras especies autóctonas, única herencia del ecosistema primitivo que había en la zona. Antes de que este área fuera urbanizada masivamente, el bosque se extendía por la segunda línea de costa, donde ahora solo hay construcciones, y, al quedarse sin espacio, acabó expandiéndose hasta casi la orilla del mar. Renunciar a la posibilidad de conservar una parte del escaso hábitat original que queda del tramo interior de la bahía constituye una decisión difícilmente comprensible desde un punto de vista ambiental.
Cabe recordar que la parcela reservada a aprovechamiento urbanístico tiene unos 7.000 metros cuadrados de superficie, de los que 3.000 quedarán calificados como espacio privado de uso público para mantener la franja de dominio público marítimo terrestre que establece la Ley de Costas. En esos 4.000 metros cuadrados restantes, el promotor podrá desarrollar un proyecto urbanístico que le permitiría edificar hasta un máximo de 28 viviendas, en edificios de hasta cuatro plantas.
Como ya explicábamos hace unos días, la parcela se encuentra en muy mal estado, rodeada por una valla rota en algunos tramos y con dos chalets en ruinas en su interior, que llevan mucho tiempo okupados. Además, toda la zona boscosa se encuentra llena de residuos y chatarra, que no solo constituyen un peligro para los niños que juegan en la playa y se pueden colar en su interior con extrema facilidad. Hay un coche abandonado, basura por doquier, verdaderos montículos de latas de bebidas y botellas de cristal, y cristales rotos repartidos por todo el bosque que pueden generar incendios. A ello hay que sumar la penosa imagen que esta zona tan descuidada proporciona de este entorno turístico, dado que estos desperdicios son visibles tanto desde la orilla de es Pouetó como de s’Estanyol, playas que en verano reciben a cientos de turistas a diario.