El Consejo Económico y Social (CES) ha presentado en Ibiza su ‘Dictamen número 5 sobre la prospectiva económica, social y medioambiental de las sociedades de las islas Balears en el horizonte 2030’, que tiene como objetivo sentar las bases para que la actividad turística de las islas sea un modelo de competitividad y sostenibilidad para todo el mundo.
Este trabajo comenzó a desarrollarse a partir del año 2017, a petición del Govern balear, y defiende que en las islas hay que “poner límites al aumento de la oferta, incentivar el incremento de los segmentos que aportan más valor añadido, mejorar los equipamientos de infraestructuras públicas, facilitar la mejora de la oferta complementaria y eliminar las ofertas banalizadas”. Para lograrlo, serán necesarias “buenas dosis de innovación e investigación”, especialmente para las ramas de los servicios avanzados y de alto valor añadido, tal y como explicaba Diario de Ibiza en su crónica sobre esta presentación.
Este dictamen mantiene que el turismo seguirá siendo el sector mayoritario del crecimiento en el archipiélago balear hasta 2030 y para lograr los cambios que propone serán necesarias “buenas dosis de innovación e investigación”, especialmente para las ramas de los servicios avanzados y de alto valor añadido.
“La gran misión de Balears tendría que ser convertirse en un referente como islas sostenibles del Mediterráneo, valorando la sostenibilidad medioambiental, el paisaje, el patrimonio y la cultura como rasgo diferencial”, afirma el documento. Para ello será preciso que la sociedad, no solo las administraciones, alcancen diversos acuerdos, como “introducir medidas para evitar situaciones de saturación en verano en playas, carreteras, espacios singulares y espacios naturales, elaborar un plan específico para la mejora de la calidad de las aguas marinas, reconvertir las zonas obsoletas y dar prioridad a las políticas de desestacionalización”, explicaba Rafel Ballester, director ejecutivo del CES.
El informe también apunta a la necesidad de analizar la capacidad de carga y las infraestructuras para asegurar la sostenibilidad y la competitividad del sector turístico. Por eso insta a fomentar “el uso del agua regenerada mediante la elaboración de un plan de reutilización de los efluentes de depuradora, alcanzar un alto grado de interconexión y mallado de la red eléctrica para desarrollar un modelo basado en energías renovables, garantizar la capacidad de recogida selectiva de todos los municipios, conseguir que los residuos procedentes de los emisarios de las depuradoras no deterioren el medio litoral y marino, y frenar la contaminación con plásticos del mar”. El dictamen destaca también la necesidad concreta de Ibiza de disponer de un plan hidrológico específico debido a su singularidad.