El puerto de Sant Antoni, junto con los de Andratx y Porto Cristo, en Mallorca, será el que requiera más inversión para adaptarse a efectos del cambio climático dentro de 25 años. Esta es una de la principales conclusiones del estudio sobre la adaptación al calentamiento global de los puertos de Baleares, realizado por el Laboratorio de Ingeniería Marítima de la Universitat Politècnica de Catalunya por encargo de Ports IB.
El cambio climático afecta las costas y los puertos por la subida del nivel del mar, los posibles cambios en las alturas y direcciones del oleaje, así como por las variaciones en las mareas meteorológicas, provocadas por condiciones meteorológicas extremas como tormentas o borrascas.
Los resultados de esta investigación permitirán adaptar las dimensiones y el enfoque de las propuestas de actuación del Plan General que Puertos de las Illes Balears, que se está redactando actualmente. El documento establece, por un lado, dos marcos temporales consensuados por la comunidad científica para estudiar el cambio climático: en 2045 y en 2100. Y utiliza dos supuestos basados en diferentes escenarios de emisiones de CO₂; uno más optimista en que las emisiones se mantienen estables y, por lo tanto, el incremento de la temperatura global y el crecimiento del nivel del mar es menor, y otro en que las emisiones continúan aumentando y los efectos negativos crecen exponencialmente.
A partir del grado de exposición, la peligrosidad y la vulnerabilidad de los puertos analizados, el estudio establece los cinco principales riesgos a los que los puertos de Balears se tienen que enfrentar: la operatividad de los muelles y pantalanes, el ultrapasamiento de los diques portuarios por el oleaje, la estabilidad estructural de los diques portuarios, la agitación dentro de la zona portuaria y la pérdida de calado en los puertos.
El estudio concluye que, a pesar de que los puertos de les Illes Balears, en general, están preparados para afrontar los efectos del cambio climático en 2045 en el escenario más optimista, es importante prever acciones de adaptación para el horizonte 2100 en ambos escenarios por el aumento del nivel del mar.
Los resultados principales del estudio son el siguientes:
- El mayor riesgo para los puertos es la pérdida de operatividad de los muelles a consecuencia de la subida del nivel del mar. Hay que recordar que en los escenarios utilizados, las subidas medianas previstas son las siguientes: escenario optimista para 2045: 18 cm; escenario optimista para 2100: 47 cm; escenario pesimista para 2045: 25 cm; escenario pesimista el 2100: 88 cm.
- Los puertos autonómicos están, en general, muy preparados para resistir los efectos de la subida del nivel del mar en el horizonte 2045, con un 91% de los puertos en el escenario optimista y un 73 % en el escenario pesimista entre los niveles de riesgo bajo, muy bajo o cero. Esta situación se puede complicar bastante en 2100, y llegar a un 52 % de los puertos en el máximo riesgo de inoperatividad en el escenario optimista y hasta un 88 % en el escenario pesimista. Este problema se minimiza sensiblemente en el caso de los pantalanes, atendida la existencia de muchos de puertos con pantalanes flotantes.
- El ultrapasamiento de los diques portuarios por el oleaje es el segundo riesgo más importante para los puertos gestionados por PuertosIB, puesto que los hace vulnerables a los temporales y puede derivar en problemas de agitación interior que afectan a las instalaciones portuarias. Aun así, en 2045 solo tres puertos podrían estar en una situación de riesgo alto y uno en riesgo muy alto.
- La agitación consiste en la variación del nivel del mar en la lámina de agua abrigada y que se produce por la interacción de las olas con los diferentes elementos que configuran la geometría del puerto. El cálculo resulta de vital importancia puesto que afecta la seguridad en el desarrollo de las operaciones de las embarcaciones en el puerto (atraque, estiba y permanencia), y determina en gran medida los niveles operativos de ésta. A causa de la agitación, también se ven afectadas las estructuras de defensa exterior, muelles, protecciones, amarras, etcétera. Debido a la complejidad, en este aspecto, el estudio se ha concentrado en los puertos de gestión directa y concluye que el 79%, en el escenario más optimista, y el 86 %, en el más pesimista, tienen un riesgo bajo o inferior.
- En cuanto a la estabilidad de las infraestructuras portuarias, se trata de un riesgo que depende especialmente del oleaje, así como del aumento del nivel del mar, que puede favorecer la llegada de olas más altas. El nivel de riesgo es similar en todos los escenarios y, a corto plazo, entre el 76% y el 82 % de los puertos tienen el riesgo bajo, muy bajo o nulo.
- Por último, con relación a las posibilidades depérdida de calado de los puertos autonómicos, si bien se trata de un problema conocido y recurrente en las infraestructuras portuarias baleares, en general el riesgo se mantendrá similar en todos los escenarios futuros e incluso podría disminuir, según las previsiones más pesimistas, dado el aumento del nivel del mar.
De este análisis se puede concluir que la subida del nivel del mar representa el mayor riesgo para nuestros puertos por la concatenación de efectos como la inoperatividad de muelles y pantalanes, el ultrapasamiento por oleaje de los diques portuarios y la generación, en consecuencia, de problemas de agitación interior y de estabilidad de las infraestructuras portuarias.
A pesar de que los riesgos son reales, ya hay medios técnicos para llevar a cabo las medidas de adaptación necesarias para hacer frente a estos problemas.
De hecho, en paralelo con el desarrollo de este estudio, Ports de les Illes Balears, junto con los científicos de la UPC, avanza en la definición de las actuaciones que, en el contexto del plan general, darán respuesta a las problemáticas derivadas del cambio climático. A pesar de que cada puerto será analizado de forma específica de acuerdo con sus peculiaridades y necesidades concretas, y que cada proyecto tendrá que pasar la tramitación medioambiental y administrativa correspondiente, el plan general propone un marco de referencia para los próximos quince años, en que se prevén actuaciones como: la mejora de las condiciones de abrigo, la reorganización de espejos de agua ya abrigados, el aumento de la cota de coronación de muelles y la sustitución de pantalanes fijos por flotantes para evitar la inoperatividad, el recrecimiento de diques o la construcción de elementos como botaones, bermas o diques sumergidos para eludir el sobrepasamiento y mejorar la estabilidad estructural, la modificación de dársenas y contradiques para mejorar las condiciones de agitación interior y la construcción de espigones o rampas de arena para evitar la pérdida de calado.
Así, la línea que seguirá el plan es la de plantear medidas que puedan resolver las carencias que pueda tener el sistema portuario balear, mejorando y optimizando el funcionamiento de las instalaciones portuarias existentes sin llevar a cabo ampliaciones ni construir nuevos puertos puesto que, con la previsión necesaria y la planificación de proyectos específicos, Ports IB podrá garantizar la operatividad de sus instalaciones y hacer frente a los efectos del cambio climático de forma eficiente y sostenible.