El estudio desarrollado por la consultora medioambiental Duna Consultores incluye un estudio topográfico pormenorizado (en la imagen), que distingue 22 tipos diferentes de fondos, según comunidades bentónicas y tipología del sustrato: arena, grava, fango, roca, algas fotófilas, plantas cymodoceas y posidonia oceánica, entre otros. Estos fondos aparecen solos o combinados y, en el caso de los vegetales, con distintos grados de conservación. El informe determina con precisión la superficie en metros cuadrados que ocupa cada una de estas tipologías de fondos y el porcentaje que representa dentro de la bahía.
Básicamente, el estudio distingue dos zonas:
1º) Una mitad norte de la bahía, que abarca también el canal central de la misma, donde existe un creciente proceso de sedimentación intensa, que ha ido transformando las comunidades originales de la bahía, sustituyendo las comunidades bentónicas por otras más adaptadas a la sedimentación y la turbidez del agua. En esta parte de la bahía, donde la Posidonia oceánica abundaba hasta finales del siglo pasado, la pradera se ha ido debilitando y ha ido desapareciendo, dando paso a otras comunidades menos exigentes.
2º) Una mitad sur de la bahía, donde sobrevive la mayor extensión de pradera de posidonia, si bien se halla sometida a impactos causados por los fondeos masivos e incontrolados de embarcaciones sobre la pradera. Asimismo, también se percibe el efecto de la sedimentación que domina en toda la bahía, si bien con menos intensidad que en la mitad norte.
La siguiente tabla contiene las tipologías de fondos y la superficie que ocupan, dentro de las 90 hectáreas en las que se centra el estudio (interior de la bahía hasta el dique del puerto y la línea imaginaria que lo une con Punta Pinet):
El estudio, asimismo, explica con más detalle en qué consiste cada una de estas tipologías de fondo, su estado de conservación y ubicación geográfica específica.
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