Aunque el manto gelatinoso y azul que ocasionalmente cubre las orillas y se acumula en las rocas de algunos tramos de la bahía de Portmany siempre llama la atención, la llegada de las denominadas medusas velero (Velella velella) en primavera es un hecho habitual en todo el Mediterráneo.
Estos días de Semana Santa ha vuelto ocurrir en Port des Torrent y en algunas zonas del sur de la bahía, de la misma forma que también han aparecido en otras muchas playas de la isla, como Comte o Cala Salada, y en buena parte de la costa este peninsular.
Aunque tal acumulación de estos hidrozoos, también conocidos como barquetes de Sant Pere, genera alarma entre los bañistas, la realidad es que su veneno es completamente inocuo para el ser humano.
Su parecido con la carabela portuguesa, que también tiene forma de vela, tiene mucho que ver con el hecho de que su presencia genere inquietud. Sin embargo, la Velella velella, es mucho más pequeña, de unos siete centímetros de largo, y la campana que se eleva sobre la superficie, no tiene la capacidad de hincharse, como sí ocurre con la carabela portuguesa, cuyos tentáculos pueden medir hasta 50 metros.
Mientras que la medusa velero es propia del Mediterráneo, la carabela portuguesa suele habitar regiones tropicales y subtropicales de los océanos Índico, Pacífico y Atlántico, aunque comienza a ser visible en el Mediterráneo, donde apenas tiene depredadores.
Las medusas velero viven mar adentro, flotando en la superficie y su época de reproducción es precisamente la primavera, momento en que también aprovechan la gran cantidad de plancton que se acumula en el Mediterráneo. El plancton, junto con los camarones, constituye su principal alimento. Estas colonias solo llegan a la costa cuando son arrastradas por el mar y por eso no aparecen todos los años.