Si existe un colectivo que conoce de primera mano la realidad del mar y la situación actual del fondo del puerto de Sant Antoni y su entorno es el de los profesionales del buceo. En la bahía hay dos centros homologados, cuyos máximos responsables reclaman una mayor concienciación en el cuidado del mar, al tiempo que revelan cuáles son los principales problemas que observan cada vez que se sumergen. Coinciden, sobre todo, en el progresivo empeoramiento del fondo marino a consecuencia de la contaminación por vertidos y la presión por fondeos ilegales, entre otros factores.
Arenal Diving, en la playa de S’Arenal desde 2005
Arenal Diving está situado en la playa de s’Arenal y abrió sus puertas en 2005. Al frente de este centro está Álex Boix, también conocido por su faceta como fotógrafo submarino. “Llevo treinta años buceando en la bahía de Sant Antoni, desde que salía a pescar con mi hermano con 10 u 11 años, así que podría decirse que la conozco como la palma de la mano. Tengo una idea muy clara de cómo estaba entonces y cuál es la situación actual. Estamos obligados a cuidar mucho la bahía porque cada vez se observa menos fauna y la posidonia está retrocediendo”, explica.
“Se ha invertido mucho dinero en embellecer la parte de arriba, esa que está a la vista de todos, pero bajo la superficie del mar todo sigue hecho un desastre. Hay emisarios destrozados, tuberías rotas, muertos, trozos de bloques y montones de basura, como papel de wáter y toallitas, pese a que mucha gente hemos ido sacando toneladas. Ahí abajo no lo controla nadie”, afirma Álex.
Para el máximo responsable de Arenal Diving el principal problema que afecta a la bahía son los vertidos incontrolados y la presión que ejercen los barcos fondeados. Una buena forma de testar esta triste realidad es a través del estado de la posidonia: “En la bahía las aguas no se mueven mucho, están más estancadas, y la posidonia que tenemos no es verde como en otras zonas, sino que su color está apagado y es mucho menos exuberante. Antiguamente la parte interior de la bahía estaba cubierta de flora y fauna marina, pero actualmente ha desaparecido en su práctica totalidad. Ya fuera del puerto, la posidonia se encuentra en mejor estado pero en los sitios próximos a la costa la vemos más seca y degradada. Si tuviera que explicar cómo ha cambiado en treinta años y poner un porcentaje, diría que se ha reducido alrededor de un treinta por ciento”, asegura.
Para Álex, hay unos cuantos factores determinantes en esta reducción de la vitalidad de la posidonia: “Hay muchos barcos fondeados en medio de la bahía sobre posidonia, se producen vertidos constantemente y en agosto pasa por aquí una cantidad ingente de barcos que, sin duda, es algo que tiene consecuencias. Ibiza ha sido un boom y ha venido mucha gente”, añade.
A pesar de esta situación, Álex sigue yendo a bucear a la bahía y su entorno y la sigue utilizando como marco para determinadas expediciones: “En la bahía y sus alrededores aún se puede bucear y hay mucha posidonia e innumerables cosas que ver. Un buen ejemplo es la zona de Sa Cova de Ses Llagostes, a donde solemos ir cuando hay mala mar y no podemos desplazarnos más lejos. También hacemos iniciaciones porque el agua sigue estando bastante limpia, mejor que en la zona del puerto”, apostilla.
Sea Horse Scuba Diving, el centro de buceo de Port des Torrent
El centro de buceo en activo con más antigüedad de la bahía se llama Sea Horse Scuba Diving y tiene su sede en Port des Torrent. Abrió hace ahora 25 años, en 1995, y lo dirige Jeff Richardson, un experimentado buceador que sobre todo lleva a sus clientes a los islotes de poniente.
Junto con la presión excesiva de barcos, los vertidos incontrolados y la cantidad de plástico que hay en el mar, Jeff destaca el progresivo calentamiento del agua como un factor esencial en el empeoramiento del estado del mar y el entorno de la bahía: “Hemos visto grandes cambios en la fauna y en el agua por el incremento de la temperatura. Un buen ejemplo es la nacra. Antes había muchísimas y eso era una señal del agua clara y limpia de las Pitiusas. Ahora, sin embargo, casi no queda ninguna. Han muerto a causa de un virus y es muy probable que esa enfermedad tenga que ver con los cambios de temperatura. De la misma manera, observamos como avanzan plantas invasoras que antes no estaban y también especies que antes nunca aparecían, como por ejemplo tiburones. Incluso se han visto orcas en el Mediterráneo. Estamos notando un cambio bastante brusco por la evolución de la temperatura en el agua”, asegura.
Según Jeff, otro de los problemas que hay que afrontar con más decisión es la contaminación por plásticos: “Se pueden hacer muchas cosas y generar conciencia para que cada persona marque la diferencia. Sería muy útil, por ejemplo, que se desarrollara un programa que incluyera el reparto de folletos informativos en los puertos y también de salabres para recoger los plásticos que aparecen flotando en el mar. Si la gente ve que otros anclan en arena en vez de sobre posidonia y además recogen la porquería del agua, eso genera una corriente de concienciación que se acaba contagiando. En cualquier caso, hay que hacer algo porque sino el futuro del ser humano será cada vez peor. Nosotros salimos siempre con salabres y cada vez que vemos plásticos flotando, los recogemos. En cuanto a la posidonia, allá donde no hay tanta presión, no parece que sufra tanto. El problema son las anclas y las cadenas de los barcos. Somos los guardianes de la posidonia y hay que cuidarla bien”, explica.
Jeff también alerta del peligro que entrañaban los ferris cuando entraban en el puerto: “El tamaño sobre todo es muy importante. Los más grandes, esos que no son catamaranes, desplazan una cantidad enorme de agua que provoca un oleaje importante y peligroso. Incluso conozco casos de gente que estaba pescando en las rocas, al otro lado de la bahía, y acabaron cayendo al mar porque de repente se les echaron encima unas olas enormes. Este oleaje incluso lo notamos nosotros buceando a veinte metros de profundidad” asegura.
Otro grave riesgo, añade Jeff, es la contaminación por aguas sucias en la bahía. “Es algo que tenemos que tomarnos muy en serio. Si una o varias personas contraen una enfermedad y eso se relaciona con contaminación por aguas fecales constituiría un golpe muy fuerte para la imagen de Sant Antoni e incluso para toda Ibiza. Sin duda, afectaría a varias temporadas y resultaría muy difícil de recuperar. Es una cuestión que las autoridades deberían tomarse mucho más en serio”, apunta.
Jeff alude también al peligro que generan las motos acuáticas: “Antes había una anarquía total y ahora las escuelas y negocios de alquiler lo tienen todo más organizado. Sin embargo, sigue habiendo muchas motos acuáticas privadas que no tienen ni idea y que a menudo se acercan demasiado a la costa, poniendo en peligro a los bañistas”, asevera.
Por último, Jeff se refiere también a los chárters piratas: “En el mar ocurre algo parecido a los taxis pirata en tierra. Gente que tiene un barco, que carga a los clientes en el muelle y fondea sin pagar nada. A diferencia de los chárters legales, no se someten a ninguna inspección, así que no sabemos si disponen de los extintores correctos y otros elementos de seguridad. Es otra actividad que también hay que seguir vigilando”, apostilla.
El preocupante paisaje del fondo de la bahía
El siguiente reportaje fotográfico, con imágenes tomadas por Álex Boix hace quince días, permite vislumbrar algunos ejemplos de cómo se encuentra el fondo de la bahía. En la primera se observan piezas de hormigón con forma de «U». Supuestamente deberían estar alineadas y tener encajada en su hendidura una tubería de emisario o aliviadero. Sin embargo, están sueltas, con un trozo de tubería al lado, a consecuencia de los movimientos provocados por los temporales y el oleaje. Dicha infraestructura, por tanto, se encuentra destruida. En la segunda imagen puede apreciarse también un trozo de tubería que se ha desplazado de su lugar original. La tercera muestra uno de los característicos muertos que hay en la bahía y que sirven para fondear ilegalmente.